Desde que se estrenó la serie "Menem" en Prime Video, un personaje genera especial intriga entre los espectadores: Ariel Silverman, el asesor político interpretado por Guillermo Arengo. De apariencia serena, verbo filoso y una postura ambigua frente al poder, Silverman aparece como una figura clave en el entorno presidencial.

En redes sociales, las comparaciones no tardaron en llegar. Muchos usuarios aseguran que Silverman está inspirado en Carlos Corach, exministro del Interior y secretario Legal y Técnico de Menem. Otros, en cambio, lo asocian con Alberto Kohan, otro peso pesado del gabinete de los '90.

Sin embargo, no hay evidencia de que el personaje esté basado en alguno de ellos. Ningún miembro del equipo de producción ni los guionistas confirmaron su identidad real, y desde Prime Video evitaron hacer comentarios al respecto.

Lo cierto es que Silverman no es un calco de nadie. Según los creadores, se trata de un personaje ficticio, diseñado para representar a ese funcionario sin cargo oficial, que opera desde las sombras, asesora, influye y contiene. Es el tipo de figura que nunca aparece en los libros de historia, pero está en todos los pasillos del poder.

Serie Menem por Prime Video

El debate sobre si Silverman es Carlos Corach tiene sentido por ciertos paralelismos visibles: ambos son judíos, abogados, conocedores del aparato estatal y figuras de confianza de Menem durante su presidencia. Además, Corach -como Silverman en la ficción- tenía un estilo discreto pero contundente, y se movía con soltura tanto en el poder político como judicial.

A pesar de las similitudes, hay un elemento en la historia de Silverman que marca una diferencia sustancial con la biografía de Corach (y también con la de Kohan): en el último capítulo de la serie, Ariel pierde a una sobrina en el atentado a la AMIA, un golpe emocional que modifica su vínculo con el poder.

En la vida real, ni Carlos Corach ni Alberto Kohan perdieron familiares en el ataque a la mutual judía ocurrido en 1994. Este detalle dramático -clave en el arco emocional del personaje- parece ser un recurso narrativo para profundizar en el conflicto ético del asesor.

Silverman, además, no solo aporta contenido político. Su presencia humaniza el relato al mostrar a un hombre atrapado entre la lealtad y la moral, entre el pragmatismo del poder y la tragedia personal. Esa tensión, que crece a lo largo de los episodios, lo convierte en uno de los personajes más complejos y verosímiles de toda la serie.

En entrevistas recientes, el actor Guillermo Arengo definió a Silverman como "un judío porteño neurótico, amigo de gente peligrosa pero no tan peligroso él". Una frase que, lejos de confirmar la inspiración en Corach, resalta su carácter híbrido, entre la caricatura y el símbolo.

Por su parte, Carlos Corach -quien vive retirado de la política activa desde hace más de dos décadas- nunca se refirió públicamente a la serie ni al personaje de Silverman. Tampoco lo hizo Kohan, quien fue secretario general de la Presidencia y uno de los hombres más cercanos a Menem en los años de mayor poder.

En definitiva, Ariel Silverman no es Carlos Corach. Ni Alberto Kohan. Es todos y ninguno a la vez. Es una figura construida para explorar los dilemas internos del poder menemista, y para representar a ese tipo de funcionario que, sin nombre ni cargo, puede cambiar el destino de un país desde un despacho sin ventanas.

La serie de Prime Video mezcla hábilmente personajes reales con otros ficticios. Y en ese cruce, Silverman se convierte en un símbolo de una época, más que en un retrato fiel de una persona concreta.